Carlos Daniel Bermúdez Pinzón
Psicólogo escritor de Imaginación liberadora
Twitter @CarlosDanielBP
Cuando
la campana emite su sonido resuena y vibra tocando los corazones; tiene el
poder de la convocatoria de monjes, feligreses y devotos en todas las
religiones, que hacen uso de ellas en sus sagradas ceremonias. Es el elemento común
que integra trascendiendo más allá de las creencias, por tanto la campana es un
símbolo de integración, sin importar edades, géneros, trajes, razas, idiomas, ideologías,
localidad, cuando la percusión de una campana da inicio nos toca a todos,
cercanos o distantes ella nos alcanza, a algunos desde el sonido a otros en la
vibración. Irrumpe como intermediaria en nuestro cotidiano transitar de relaciones.
Este tiempo es el reino de las campanas que
anuncian la navidad, invitando al nacimiento y renacimiento que libere nuestra
humanidad.
Campana
sobre campana y sobre campana una; de las canciones más populares que por esta
época cantábamos desde niños, hoy de adultos la seguimos entonando con nuestros
hijos, familiares y vecinos. Más allá de aquellas palabras musicalizadas, de las
palmadas con las que marcamos su ritmo, al ser sacudidas y golpeadas por una
vara que termina en una esfera, o un mazo que cae sobre ella, lo más valioso y
hermoso es la hermandad que genera en todos, donde el resonar de ecos de voces
amigables, gestos sonrientes, miradas de encuentro, de alegrías para el goce
personal y social fluyen en las personas con las que te cruzas sintiendo la
navidad como una sagrada tregua entre el estrés que ocasiona el correr por
mundo laboral, académico, económico que rige la razón y la vivencia de armonía
que yace esperándonos en el interior .
A
cada uno y a todos ustedes queridos lectores que nos hacemos uno al leer cada
frase escrita a través de este periódico de Fontibón, les invito a detenerse cuando escuchen esas campanas que residen desde el centro de nuestra
localidad, hasta sus fronteras: más allá al norte de la avenida El Dorado, del sur del rio Fucha, del este de la avenida
sesenta y ocho, y del oeste del rio Bogotá. Permitámosles cumplir su vocación:
conducirnos a tomar consciencia de que su sonido nos convoca a todos para hacer
de esta época de rituales en espiritualidad, un ejercicio de nuestra humanidad
que se prolongue más allá de un mes, de una fecha, de una hora, del segundo donde
se escucha el grito naciente de un divino niño salvador.
Siempre
que encontremos enfado, conflicto, injusticia social, políticas erradas y
especialmente nuestro corazón atrapado en una turbulencia de violencias corramos como sacristán y campanero, a
sacudir las campanas para convocarnos al nacimiento de noches y días de paz, de
tamborileros que toquen en su tambor notas que nos llenen de amor y que nos
produzca tararear a la nanita nana, nanita ea para hacernos presente de estar
siempre en esa navidad donde nace el niño interior en el pesebre de nuestro
corazón. ¡Feliz Navidad hermanos ciudadanos”.
Carlos Daniel Bermúdez
Pinzón
Psicólogo
escritor de Imaginación liberadora
Twitter @CarlosDanielBP
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