lunes, 21 de septiembre de 2015

Postura de quietud y Vibrar de relaciones

Cuando en medio de tanto ruido interior, el silencio se abre campo, dejo las formas, las programaciones en las que me he sumergido en este cuerpo físico, emocional y mental.

En ese breve y eterno instante, evidencio la esencia que soy. La que intuyo siempre, la que me hace trascender cada experiencia que sucede mas allá del juego de los encuentros.

Me observo en el vacío de una armonía creadora, que se expande sin movimiento, sin detenerse. Donde no estoy, estando, donde no siento, sintiendo, donde existo, sin existir.
Uno en todo, uno en nada, Eso lo único que alcanzo a decir.

Ahora estoy de regreso al ruido de la existencia, la residencia del "te amo y me amo". Del "en cualquier lugar que te encuentres mi corazón esta contigo". Del "sentir la presencia hermosa de aquellos que están cerca y de otros con quienes vibras profundamente que en esta vida jamás ni tus ojos han visto, ni tus manos han tocado".

Del silencio en vacío sagrado, al ruido de las relaciones vibrantes. Ese es el puente que cruzo entre el sentarme en la quietud y el andar en la vivencia. En uno u en otro, con postura o sin pose, con cuerpo o sin él, en la forma que tenga, o en la que no exista, siempre soy el mismo.

Sabes porque puedo decir: ¿Te amo sin conocerte y que lo experimentes?. ¿Estoy contigo sin jamás haber estado y me sientes?, ¿Vibro en tí y una fuerza sacude tu cuerpo y arremolina tu corazón?

Sencillamente por que yo, tu, el, ella, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos, ellas, sea el pronombre que sea, Estamos eternamente abrazados en ese puente que conduce al vacío donde somos uno.

CarlosDaniel