jueves, 15 de septiembre de 2016

Los Acuerdos y Mi Propio Acuerdo de Paz


Carlos Daniel Bermúdez Pinzón - Psicólogo escritor de literatura con resilientes imaginarios - Twitter:@CarlosDanielBP

Un artículo publicado en el periódico FST, Fontibón Somos Todos Pag. 3

Lo simbólico y las acciones exteriores hacia la paz afianzan la posibilidad de que la ilusión se concrete en realidad en cada uno de nosotros. Asumir la responsabilidad de hacer ejercicios visibles sobre lo que creemos no se tiene y lo que deseamos, aporta en nosotros un hábito que en cualquier momento se hace verdad. Cuando te enamoras lo demuestras con la esperanza de que el objeto de tu amor te acepte. Una flor, una chocolatina, símbolos que intentan depositar tu sentir en la urna del corazón de la otra persona. Cuando quieres estudiar tomas un libro tras otro y empiezas a leerlos con el voto de autoconfianza de que vas a aprender. Cuando añoras el bienestar y la convivencia haces una campaña de gestos, saludos, manejo de emociones, de la voz, para cimentar el respeto en las relaciones con tus vecinos.
Sea una imagen de amor, de saber, de convivencia, todo lo que se quiere alcanzar se expresa en símbolos visibles que cada uno manifiesta y al que se entrega en una práctica de comportamientos. Estamos en un momento donde una  imagen de acuerdos de paz nos mueve a todos. ¿Que sí? ¿Qué no? Votar se convierte en ese imaginario que intenta generar hábitos y crear las relaciones  pacíficas en y entre los ciudadanos. Como en el amor, el acudir a las urnas no da por hecho que las cosas se consigan, mas hacerlo nos permite concretar la posibilidad de que empiece a suceder desde nosotros mismos. Una acción personal como el votar tiene el poder de sensibilizar hacia maneras de pensar la realidad diferente; generaciones hemos sido criados forjados con la mentalidad y experiencia del conflicto sea de manera lejana, cercana o íntima.
Ahora los llamados acuerdos con el poco o mucho avance y alcance que tengan, nos invitan a reaprender como vivir, más que a generar un cambio total inmediato convidan a una transformación interior hacia el fluir de lo que realmente es la paz. Acudir a las urnas en este plebiscito es un ejercicio necesario en nuestro camino para crear la memoria de un pensar y actuar de otros modos la cotidianidad, incluso así no estemos seguros de que algo pueda cambiar, el hecho de creer en ello, actuar individual y colectivamente como si fuera una certeza, tiene el poder de hacer que lo que es una imagen, una ilusión, se concrete en una verdad.

Los llamados acuerdos además de lo que implican para la sociedad, son la oportunidad para tomar consciencia de mi propio acuerdo de paz que confronta en la cotidianidad de mis entornos personales, familiares, sociales, políticos los propios convenios de paz que he firmado desde la forma de pensar y actuar conmigo mismo, con mi familia, con mis vecinos, con mi localidad, con mi ciudad. ¡Bogotanos! ¡Fontibonenses paisanos locales! El compromiso personal actual con la paz en sus calles, en sus espacios privados y colectivos, deriva de la forma como se alimentan sus memorias. Al votar por un sí, un no, o abstenerse, lo hacen por una creencia que se deposita en su mente, en su corazón  y se convierte en la psicología de las relaciones que se establecen y llegan a su vida, a la de su familia y a la de sus generaciones. Mi propio acuerdo de paz es cosa de memoria y esta es la que crea las realidades. Ustedes deciden cómo alimentarán estas huellas profundas almacenadas en su interior, tengan por seguro que ellas impactarán con plena certeza todas las áreas de su vida.   

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